Es un hecho curioso, los cajones o cuadras (¡Viva Méjico!) de las carreras populares están llenas de
ex-gorditos; bueno, algunos están todavía en proceso de divorcio. A veces es un proceso largo y complicado.
Hay dos grandes tipos de gordos.
1) El gordo bien,
gordo de toda la vida, le viene de cuna. Muchas veces pertenecen a sagas, como esas familias de notarios, militares o pescadores. Lo llevan en la sangre.
Son esos niños gorditos que había en nuestras clases de EGB, dos o tres por clase. Nos metíamos con ellos, sin excesiva malicia creo (qué cabrones son/ éramos los niños).
Muchas veces feminizábamos el calificativo (¡gorda!) para aumentar el oprobio, un clásico de cualquier patio.
Me consta ahora que estos niños gorditos lo pasaban mal, peor de lo que pudieramos sospechar, a mí me hubiera gustado haberme dado cuenta entonces.
Lu- Hao-Lu-Hao.¿ El niño más gordo del mundo?.
2)
El nuevo gordo. Como el nuevo rico, gusta menos, en el fondo es un arribista. Pero hay que reconocer que ha trabajado duro, ha invertido mucho tiempo y mucho dinero:son muchos aperitivos, muchas copas, muchas comilonas. Nada regalado, hay toda una trayectoria y una gran determinación detrás de esos kilos.
Yo pertenezco al segundo tipo. Toda mi infancia y adolescencia fui un flaquito desgarbado.
Tenía el
chasis de un keniata y no supe apreciarlo. Es más, me empeñé primero en "estar cuadrado", y luego ya lentamente me descuidé por el lento pero inexorable camino hacia la gordura.
Ahora quiero hacer unas puntualizaciones
. GORDO. Ni rellenito, ni sobrepeso, ni otros suaves eufemismos.
Si eres negro eres negro, nada de color, no pasa nada. Si eres ciego, eres ciego y punto, ni deficiente visual ni otras zarandajas.
Odio lo políticamente correcto.
¿ Algún eufemismo válido?
Yo ahora soy un señor calvo, cojo, y un poquito gordo al que no le importaría nada ser negro ¿Qué no?
Nada de un señor con problemas capilares y limitación motora con un leve sobrepeso al que le gustaría ser afroamericano. Mariconadas semánticas.
En segundo lugar, los
gordos y la mentira. Eso lo sabemos muy bien todos los médicos.
Detrás de un gordo hay una gran mentira, la capacidad de auto-engaño del ser humano nunca deja de asombrarme. Entrevistas a un gordo y 9 de cada 10 no saben por qué están gordos.
No comen mucho, ni comen mal, ni comen entre horas Y además no son sedentarios
Algo hormonal- doctor- te dicen, y si no: son los genes- doctor- te dicen, sin asomo alguno de vergüenza.
Es un hecho probado que detrás de la inmensa mayoría de las obesidades no hay ninguna enfermedad ni problema
hormonal.
La
genética tiene influencia, no lo niego, y cada día se conoce más sobre los genes que regulan el metabolismo, y que también actúan a otros niveles, como el centro de control de los impulsos,el centro de saciedad, los depósitos de grasa...Aún así, esta influencia es pequeña, magnificada por la
industria farmacéutica que nos quieren vender todo tipo de fármacos para adelgazar (que luego tiene que retirar a la carrera por sus efectos adversos).
Lo que se suelen heredar son los malos hábitos alimentarios, se transmiten de generación en generación, como otras muchas malas costumbres y creencias.
El secreto está en el
balance ingesta/ gasto, igual que en tu cuenta bancaria. Así de simple.
Con pequeñas variaciones en el gasto determinadas por muchos factores individuales, algunos genéticos, lo que prima en ésta balanza son los ingresos. Y aquí es dónde viene el engaño.
La dieta normal de es un español /occidental es claramente hipercalórica, pero la asumimos como normal, y nadie quiere reconocerlo. Y además nuestra vida cada día más sedentaria.
¿Cuántos judíos gordos has visto en las fotos de los campos de exterminio nazis?
¿Cuántos gordos has visto en el África rural?
Por eso resultan útiles los
diarios de ingesta, que el gordo rellena durante 1-2 semanas. Revisas el contenido, y si el gordo no te engaña, allí está la evidencia.
Es el
puto día a día, las pequeñas cosas
, lo que te convierten en un gordo.
No una bacanal ocasional con los amigotes, un chuletón, ni tu
copita de Jack Daniels, son las mil pequeñas transgresiones, de las que ni siquiera eres consciente.
Bastan 100 Kcal/día en exceso, cantidad ínfima, menos de una Coca- Cola al día, para sumar al año 36500 Kcal. Esto supone 4 kilos de grasa en un año, así de fácil.
Esto no es una fórmula matemática exacta, hay muchos matices, pero si una aproximación bastante real a lo que nos ocurre a todos en mayor o menor medida.
También se puede ajustar la balanza por el gasto y así aumentar el nivel de ejercicio.
Todo el mundo conoce algún ex-gordo corredor, y ésa es la motivación de miles de gordos que salen a correr todas las primaveras y todos los otoños. No duran. La mayoría abandona pronto, nunca fueron realmente corredores.
Si te ajustan éstos pantalones..
no lo estás usando correctamente
Motivaciones para correr hay de todo tipo,
algunas de mucho peso.
Luego está el tema de la cohesión de grupo,
el efecto secta, la descalificación y acoso al ex-gordo.
Todos los corredores lo saben. En cuanto afinas un poco y
estás en tu peso, comienza la fiesta.
No hablo de casos extremos, hablo del maratoniano que se queda en un saludable porcentaje de grasa corporal del 12-15%, todavía muy lejos del mínimo recomendado. Pobrecito.
Todos los gordos (no reconocidos, pero objetivamente con sobrepeso) que le rodean, le acusan de vigoréxico, enfermo, anoréxico...¡ Que huevos! ¿ Os imagináis la situación inversa, la gente con un peso normal hostigando al gordo? Te lincharían o acabarías en la cárcel por acoso.
Porque lo "normal" es pesar 10-15 kgs más, tener tripa y papada, está claro.
A mí personalmente no me quita el sueño, y lo que hagan los demás me preocupa poco.
Pero basta ya de mentiras y del mundo al revés, llamemos a las cosas por su nombre.
Otra mentira es: a
mí me encanta comer,y no voy a prescindir de eso.
Es una de las excusas favoritas para seguir siendo un gordo.
Y no hace falta. Si sabes comer bien no tienes por qué renunciar a nada.
El problema son las calorías vacías, los malos hábitos, el día a día, el exceso continuo.
A mí me encanta comer, soy tripero vividor, y no voy a cambiar. No voy a dejar de disfrutar de la comida para tener un "six-pack" ni por apurar una marca atlética, eso lo tengo claro.
Pero saber disfrutar de la comida no me va a convertir en un gordo, es evidente, no es eso.
En realidad
comer mal y fumar son dos problemas que
se parece bastante.
Hay un problema de auto- engaño, de malos hábitos y sobre todo de ansiedad, como en todas las adicciones.
Yo, por ejemplo, en éstos 6 meses de parón, he puesto 8 kgs encima. Nada preocupante, porque tenía amplio margen; de hecho se me nota poco, tengo un esqueleto que disimula muy bien, je,je.
No me preocupa, no me obsesiona , pero
no me gusta, porque ése no soy yo.
No me siento cómodo con la tripita que asoma.Y esa cara redondita tampoco es la mía. Es otro.
Y el problema no ha sido sólo
no correr, ha sido la ansiedad que probablemente no correr me producía y que he combatido mal comiendo, he vuelto a los malos hábitos.
Entonces, de repente, lo he visto, me ha quedado claro.
El gordo habita en mí.
Después de tantos kilómetros, creí que lo había dejado atrás, muy lejos.
Pero qué va, el gordo cabrón corre conmigo, nunca me abandonó.
Espera agazapado su oportunidad. Implacable, inexorable, sin piedad, como un buen maratoniano.
El gordo que habita en mí.